Qué hacer y qué ver en la Costa Atlántica
La Costa Atlántica de Marruecos posee kilómetros de playas de fina arena, pueblos de pescadores y ciudades balnearias.
Su naturaleza salvaje combinado con el clima subtropical y vientos alisios lo han convertido en el destino preferido para los amantes de los deportes acuáticos, como el surf o kitsurf.
Playas para todos los gustos, vírgenes, exóticas, de ambiente local, familiar o chill out, donde poder relajarte y disfrutar de un merecido descanso.
Desde la desconocida pero no menos atractiva ciudad de El Yadida, antigua fortaleza portuguesa, hasta la playa de naturaleza salvaje de Legzira, una de las más impresionantes de toda la costa atlántica africana, encontrarás diferentes destinos en los que poder tumbarte al sol, pasear por sus interesantes medinas, disfrutar de magníficos atardeceres o practicar tu deporte acuático favorito.
En la pintoresca población de pescadores de Oualidia, extendida alrededor de una hermosa laguna en forma de media luna y protegida del oleaje salvaje por un espigón rocoso, podrás degustar sus famosas ostras. Comprar todo tipo de objetos de cerámica y alfarería en Safi, practicar surf y kit surf en las playas de Sidi Kaouki, Essaouira o Taghazout o relajarte en un resort en la moderna y cosmopolita ciudad de Agadir.
EL YADIDA
El Yadida o El Jadida cuyo nombre significa “La nueva” nada tiene de esto, puesto que esta ciudad era la antigua Magazán, una de las ciudades más bellas de toda la costa atlántica de Marruecos.
Los portugueses tuvieron esta ciudad durante 250 años. Tras la toma de la ciudad vecina de Azemmour en 1514, los portugueses decidieron construir aquí una fortaleza llamada Mazagán, que se convirtió rápidamente en el centro del tráfico marítimo del Reino de Portugal así como la medina fortificada y rodeada por un foso que aislaba la ciudadela haciéndola impenetrable.
Esta ciudadela es uno de los puntos más interesantes de la ciudad, se entra a ella a través de la Rue de Carreira, se encuentra protegida por la UNESCO y está rodeada por una muralla almenada y defendida por bastiones
Tras su ocupación por el sultán alauí Sidi Mohammed Ben Abdallah, la ciudad pasa a llamarse El Brija El Jadida (La Fortaleza Nueva) y a extramuros comienza a crecer una nueva ciudad.
La ciudadela conserva hasta hoy su encanto y su estructura original, típica medieval. Y esconde, en sus entrañas, una de las obras maestras de la arquitectura del s. XVI: «la Cisterna Portuguesa«
Esta joya se encuentra ubicada en la calle Mohamed el-Hachmi Bah bah, su estructura fue primero utilizada como almacén y luego convertida un aljibe subterráneo de principios del siglo XVI, sostenido por filas de pilastras que sostiene un techo abovedado, es especialmente bonita cuando penetran los rayos de sol a través del tragaluz que hay en su interior, reflejándose los rayos sobre sus aguas poco profundas.
OUALIDIA
Ciudad dedicada tradicionalmente a la pesca artesanal y a la ostricultura, situada en una amplia laguna pintoresca protegida del océano, donde abunda el pescado y el marisco.
SAFI
Safi es uno de los mayores puertos sardineros del mundo. La actividad y el espectáculo está garantizado cuando los barcos llegan a los muelles para descargar su cargamento.
A parte de la actividad pesquera el elemento más conocido de la ciudad es la famosa cerámica de Safi.
En el barrio de los alfareros aún es posible ver los hornos y talleres de artesanos que han hecho la reputación de la cerámica de Safi. Así como pasear en una una larga Galería Mercantil con un muestreo completo de la producción de cerámica tradicional azul y blanca.
ESSAOUIRA
Essaouira tiene ese aire exótico y a la vez familiar, acompañado por los incesantes graznidos de las gaviotas que sobrevuelan la ciudad. En un primer momento podrá parecer que te encuentras en una ciudad de la Bretaña francesa, sin embargo, una vez traspasas sus murallas es una ciudad infinitamente marroquí.
Callejuelas estrechas con olor a pescado fresco que se funde con la brisa húmeda del océano mezclado con aromas a especias y mad.era, y el sonido de tambores Gnaoua que resuenan en tiendas y casas. Essaouira, sin duda, es un lugar con carácter.
La ciudad son sus murallas, su medina (declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2001), sus callejuelas, las torres de vigilancia, las monumentales puertas de acceso, los muros encalados que le dan un toque mediterráneo, las ventanas azules, los talleres de artesanos y pintores, sus exóticos cafés y las tiendas primorosamente decoradas.
El puerto de pescadores destaca con total supremacía el color azul, color con el que, según los expertos pescadores, se engaña mejor a las sardinas y facilita su captura.
Una increíble paz inunda este lugar a la vez que las gaviotas rompen el silencio. Colores frenéticos, chillones y alegres se mezclan con viejas redes multicolores.
La Escala del Puerto o Skala du Port se encuentra justo al lado del puerto pesquero con unas estupendas vistas de la bahía de Essaouira, de la medina fortificada y de la isla de Mogador que hay justo enfrente y a menos de 1 kilómetro de distancia.
Se trata de una continuación de la muralla de Essaouira, compuesta por dos torres fortificadas de forma rectangular. En el interior de este recinto amurallado se pueden ver los antiguos cañones de bronce, que fueron fabricados por los españoles y los portugueses y que sirvieron como defensa contra los invasores que venían por el océano.
«La Ciudad del Viento»
Los vientos alisios, o taros en bereber, son los verdaderos amos de esta ciudad amurallada.
Su sobrenombre como “La ciudad del viento” o “La ciudad de los alisios” se debe a la omnipresencia del viento, que hace las delicias de todos los aficionados a deportes como el surf, windsurf y kite surf que se reúnen en las playas de los alrededores para practicarlo, y para los que este lugar es un auténtico paraíso.
Música Gnaoua
Pero si hay un arte que defina a la ciudad, ese es sin duda la música. Essaouira es la cuna de la música Gnaoua, originaria de los esclavos negros que el sultán traía de sus guerras.
Los festivales
En Essaouira se desarrollan tres importantes festivales que animan la vida cultural de la ciudad:
En abril se celebra el Printemps Musical des Alizés dedicado a la música clásica. Es totalmente gratuito y dura 4 días.
El Festival des Andalousies Atlántiques que se desarrolla durante 3 días en el mes de septiembre y está dedicado al intercambio cultural entre Marruecos, España y los países sudamericanos.
Pero el festival que ha dado verdadero renombre a la ciudad es el Festival Gnaoua et Musiques du Monde que tiene lugar durante 4 días, cuyos conciertos y espectáculos se desarrollan en diversos escenarios naturales.
PLAYA DE SIDI KAOUKI
A 26 km al sur de Essaouira se encuentra la playa de arena blanca de Sidi Kaouki muy apreciada por los amantes del surf y convertida hoy en día en un refugio hippy, informal y bohemio.
Un oasis de paz junto el mar, la arena, el viento y dromedarios! Sus puestas de sol son impresionantes.
TAGHAZOUT
A pocos kilometros al norte de Agadir, el pueblo de pescadores de Taghazout se ha transformado en una Meca del surf.
Su costa puede presumir de algunos de los mejores surfspots de Marruecos
AGADIR
Agadir es una ciudad costera animada, cosmopolita y moderna, que cuenta con importantes cadenas hoteleras, cafés que le dan cierto estilo y toque europeo.
Cuenta con excelentes playas limpias, campos de golf de primera clase, spas de salud y belleza y su clima subtroplical permite disfrutar de temperaturas suaves y agradables durante todo el año
Agadir se ha convertido en el resort más popular de Marruecos, y es un lugar ideal para practicar la pesca de caña y submarina.
PLAYA DE LEGZIRA
Una de las playas más impresionantes de la costa atlántica africana es la playa de Legzira. Su singularidad proviene principalmente de la presencia de dos grandes arcos naturales de piedra. Un lugar fascinante!!
La playa de Legzira se extiende a lo largo de 8 km de litoral rocoso y abrupto, batido incansablemente por el viento y expuesta a pronunciadas mareas.
A los dos colosales arcos sólo se puede acceder durante la marea baja, pero vale la pena esperar hasta que el agua desciende y pasear por un lugar único.