Te invitamos a descubrir con nosotros la Ciudad Santa de Fez, capital espiritual, religiosa y cultural de Marruecos, y la más antigua de las Ciudades Imperiales.
Fez, se mantiene inalterable entre el verdor de su valle, envuelta en murallas, esta ciudad milenaria se deja observar por el recién llegado.
A su río y a las 60 fuentes debe su fundación en el año 788 cuando el Emir Idriss I quedó fascinado por la belleza del lugar. Hija del agua, creció la ciudad de los cedros durante 1200 años convirtiéndose en el centro espiritual e intelectual de Marruecos.
Fez mantiene ocultos tras sus murallas, sus jardines, sus mezquitas y palacios. Un extraordinario universo al que se accede por puertas monumentales.
Nada dentro de la medina te dejará indiferente.
Fez compartió etapas de esplendor con el Al-Andalus y entre sus primeros pobladores se encuentran numerosas familias cordobesas que se asentaron en la denominada Ribera de los andaluces. Los influjos artísticos se mezclaron hasta formar el llamado estilo andalusí, tan presente en la ciudad de Fez.
Sus murallas ocultan el fabuloso Palacio Real en cuya puerta principal se funden elementos decorativos del Al-Andalus con otros marroquíes, dando lugar a una estética depurada y de extraordinaria belleza. Su puerta, sin duda, es un anuncio del lujo interior.
Frente al Palacio Real se encuentra el barrio judío (Mellah), también amurallado, cuyas casas con balconadas de madera son únicas en la medina. A cada paso se puede comprobar la vigencia de los antiguos oficios de la comunidad judía.
La zona más antigua de la median es Fez El Bali, el mayor conjunto urbano del mundo sin tráfico rodado. Se camina despacio entre calles repletas de vitalidad, dónde se vende y se trabaja artesanalmente y dónde encontrarás la famosa curtiduría Chouwara, la más extensa y conocida de las cuatro curtidurías tradicionales que continúan con vida en el corazón de la medina de Fez.
Dentro de la medina descubrirás con asombro un conjunto de madrazas y mezquitas, dónde se estudia y se da gracias a Allah con cada llamada al rezo del Muecín
NO ESPERES QUE TE LO CUENTEN,
VEN CON NOSOTROS Y CUÉNTALO TÚ.