Tu viaje a Marruecos. Asilah, la ciudad de la Cultura y las Artes

Asilah, crisol de historia, culturas y encuentros.

«Hay lugares en la Tierra, en los que fluye una fuerza o energía especial. Dicen, que el aura de esos lugares es diferente y se percibe como si los colores allí fueran más brillantes y luminosos, dónde los sentidos amplían su capacidad de percepción, y en el estado del ánimo se instala la calma y sosiego»

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Asilah es una ciudad costera al sur de Tánger, en el norte de Marruecos. Tranquila y serena para unos, majestuosa y mágica para otros.

La ciudad la fundaron los fenicios, pero también ha visto pasar a cartagineses, árabes, portugueses, españoles… y posiblemente la época a la que le debe más Asilah es la del dominio portugués, cuando en el siglo XV se transformó en un centro comercial en la ruta del oro sahariano.

De esta época son los 1250 metros de muralla construidos por el monarca portugués Alfonso V, de quien se puede observar su escudo en una de las torres que se conservan. Dentro ya de su centro histórico, lo más llamativo es la Medina, con sus callejuelas estrechas y laberínticas, silenciosas y limpias; sus casas encaladas con puertas de color azul y verde esmeralda que contribuyen al éxito de esta encantadora ciudad. 

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Pero también sus largas playas de arena, sus abruptos acantilados, su clima templado y su luz.

La playa más famosa es la de Las Palomas o de las Cuevas, a unos 2 km en dirección sur.

Se trata de aproximadamente 4 kilómetros de arenal en el que disfrutar de las olas, el sol, los deportes al aire libre o de los chiringuitos playeros que se montan en temporada alta.

Además, Asilah conserva algunos edificios de la época del protectorado y el mausoleo de Sidi Ahmed El Mansur, saadí que reconquistó la ciudad tras la Batalla de los Tres Reyes.

La Medina tiene 3 puertas:

– Bab El Kasbah (Puerta de la Alcazaba), al norte, rodeada por jardines y situada frente al cementerio musulmán.

– Bab El Bhar (Puerta del Mar), situada junto a la gran torre cuadrada portuguesa que domina la ciudad y por la que se accede al puerto.

– Bab El Homar (Puerta de la Tierra), al este, cuya torre está rematada por el escudo de armas de Portugal.

La presencia española se manifiesta en la arquitectura y el urbanismo de la ciudad nueva, fuera de la Medina.

La actividad frenética de Asilah se observa extramuros, donde los puestos de comida, las terrazas abiertas exponiendo pinchos y tajines, dejan olores que abren el apetito del paseantes. 

El puerto pesquero, de donde se nutren los bares, restaurantes y puestos de Asilah, es famoso por sus capturas de atún y marisco, que se obtienen no lejos de la costa, cuyos métodos de pesca tradicionales son todavía antiquísimos.

Por la mañana o al atardecer, el sitio de encuentro de la juventud de Asilah es la «Karakia», un saliente en la muralla portuguesa que ejerce de mirador desde el que se puede observar la inmensidad del Océano Atlántico y disfrutar del contraste del mar cristalino con la fuerza del sol.

La Ciudad de la Cultura y las Artes

Asilah es el foco cultural por excelencia del Norte de Marruecos, por lo que en las calles de su Medina no faltan talleres y galerías de Arte. Además, muchos artistas, pensadores e intelecturales -marroquís y no marroquís- han elegido Asilah como lugar de residencia, y ese ambiente cultural se percibe en cada uno de sus rincones.

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En 1978, dos artistas e intelectuales de la ciudad, Mohamed Benaissa (ex Ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos) y Mohamed Melehi, bajo el lema «Cultura y Arte para el Desarrollo», tuvieron la idea de convertir Asilah en el telón de fondo de varias prácticas artísticas. Once artistas fueron invitados para pintar murales en las paredes de la medina.

Desde entonces, cada año, durante el Moussem cultural y artístico, organizado por la Asociación Cultural Al Muheet, y con la ayuda de artistas plásticos de todo el mundo, las calles de Asilah se transforman en un auténtico museo al aire libre.

La gran cita del turismo cultural es en agosto, cuando la ciudad acoge el famoso Festival Cultural de Asilah, un acontecimiento internacional en el que se puede disfrutar de conferencias, proyecciones, danza, cine, música, poesía, teatro y concursos de fotografías, entre otras actividades.

Los coloridos murales que dejan los artistas en los muros de la Medina y que utilizan como lienzos para desplegar su imaginación, con imágenes cargadas de emociones y energía, es el legado que este festival deja año tras año. El arte está presente todo el año en las calles de la medina de Asilah.

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El éxito del festival ha engendrado un sentimiento de orgullo cívico entre la población y grupos de niños compiten en limpiar las playas y los mayores en embellecer los barrios.

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