Ciudades imperiales
Si estás pensando en visitar Marruecos seguro que has oído hablar de sus Ciudades Imperiales, pero no todos saben cuáles son y el motivo por el que se las denomina así.
Marrakech, Rabat, Fez y Meknes son el grupo selecto de las cuatro ciudades imperiales que fueron en su momento, y en el presente, un centro cultural y político, y en alguna ocasión de su historia fueron capitales del Reino.
Quizás te sorprenda que Casablanca no forme parte de la lista, pero históricamente no ha tenido tanta trascendencia como las anteriores, aunque en la actualidad es la ciudad más moderna y cosmopolita.
MARRAKECH
Marrakech es una ciudad vibrante que atrapa al viajero, y es un destino casi imperdible en tu viaje a Marruecos.
En plena medina, el corazón de Marrakech, transcurre la vida de la ciudad por sus calles entrelazadas, con las idas y venidas incesantes de sus gentes.
Marrakech es una de esas ciudades imprescindibles con aires imperiales, llena de contrastes, aromas y colores.
Exótica, caótica, misteriosa y cosmopolita sabe cómo combinar la fascinación oriental con el glamour occidental.
De noche, la mítica Plaza de Djemaa el Fna se convierte en la mirada mágica que más fascina a nuestros visitantes. La vitalidad que aquí se respira es una imagen imborrable, una experiencia llena de sorpresas y rincones que observar en un continuo ambiente festivo.
Toda ella parece un circo en la que es muy difícil caminar sin pararse a cada paso a contemplar algún espectáculo: bailarines, grupos tocando música tradicional, saltimbanquis, cuenta cuentos, aguadores, monos, mujeres pintando con henna, puestos de comida, de zumos, de dulces, dátiles, higos, frutos secos, venta de artesanía, juegos, encantadores de serpientes…
Ambiente mágico y festivo los 365 días del año.
Desde que el sol empieza a ponerse hasta bien entrada la noche, la plaza es un hervidero de gente ofreciendo espectáculo.
Toda la plaza está rodeada de cafés-restaurantes y terrazas y de ella parten las callejuelas que se adentran en el zoco, el más grande del Maghreb.
Marrakech está de moda. Muchos la definen como una ciudad «chic» y «cool», y se ha convertido en uno de los destinos preferidos por los famosos.
RABAT
Rabat es la capital administrativa y política del Reino de Marruecos.
La parte más sugestiva de Rabat es el barrio de Oudayas, cuya kasbha, circundada por una robusta muralla y decorada con la torre de los piratas atrae a los visitantes con el encanto romántico de sus callejuelas y escalinatas.
La Torre de Hassan II es el auténtico símbolo y monumento más famoso de Rabat, ciudad Imperial y Capital de Marruecos.
El bosque de columnas truncadas es lo que quedó de una mezquita inacabada junto con la Torre de Hassan que debería haber sido coronada como minarete.
Fue un proyecto emprendido por el sultán almohade Yacoub el-Mansour en el año 1197, el cual pretendía que la Torre Hassan fuera la mezquita más grande de todo el imperio marroquí. La Torre Hassan debía medir unos 80 metros de altura, pero finalmente quedó inacabada quedándose en los 44.
A los pies de dicha torre, está situado el Mausoleo Mohamed V, otro de los lugares de visita obligada si estamos en Rabat, y uno de los mejores ejemplos de arquitectura islámica.
El mausoleo, dedicado al padre del penúltimo soberano, está realizado con mármol de carrara y con tejados verdes, de acuerdo con la tradición islámica.
MEKNES
Meknes, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1996, es célebre por la belleza de sus puertas monumentales, entre las que destacan Bab Mansour, Bab el Jemis, Bab Jamaa en Nouar y Bab el Jedid, mientras que sus zocos se encuentran entre los más importantes de Marruecos.
La puerta de Bab Mansour que se encuentra entre las dos plazas principales de la ciudad, es considerada como la puerta más imponente de todo el Magreb.
La Plaza el Hedim es el centro de la vida política y social, donde palpita el corazón de la ciudad. Antiguamente era lugar de ejecuciones públicas y de anuncios reales, hoy en día en la amplia plaza se concentran además de restaurantes y cafés, aguadores, encantadores de serpientes, vendedores ambulantes... que recuerdan mucho a la conocida Plaza de Djemaa el Fna de Marrakech.
La animada Plaza sirve también de separación entre la Ciudad Imperial, a la que se accede por la ornamentada Puerta de Bab Mansour y la tradicional Medina.
FEZ
Fez, capital espiritual, religiosa y cultural de Marruecos, y la más antigua de las Ciudades Imperiales, se mantiene inalterable entre el verdor de su valle.
Envuelta en murallas, esta ciudad milenaria se deja observar por el recién llegado.
A su río y a las 60 fuentes debe su fundación en el año 788 cuando el Emir Idriss I quedó fascinado por la belleza del lugar. Hija del agua, creció la ciudad de los cedros durante 1200 años convirtiéndose en el centro espiritual e intelectual de Marruecos.
Fez mantiene ocultos tras sus murallas, sus jardines, sus mezquitas y palacios. Un extraordinario universo al que se accede por puertas monumentales.
Sus murallas ocultan el fabuloso Palacio Real en cuya puerta principal se funden elementos decorativos del Al-Andalus con otros marroquíes, dando lugar a una estética depurada y de extraordinaria belleza. Su puerta, sin duda, es un anuncio del lujo interior.
Frente al Palacio Real se encuentra el barrio judío (Mellah), también amurallado, cuyas casas con balconadas de madera son únicas en la medina. A cada paso se puede comprobar la vigencia de los antiguos oficios de la comunidad judía.
La zona más antigua de la medina es Fez El Bali, el mayor conjunto urbano del mundo sin tráfico rodado. Se camina despacio entre calles repletas de vitalidad, dónde se vende y se trabaja artesanalmente y dónde encontrarás la famosa curtiduría Chouwara, la más extensa y conocida de las cuatro curtidurías tradicionales que continúan con vida en el corazón de la medina de Fez.
Dentro de la medina descubrirás con asombro un conjunto de madrazas y mezquitas, dónde se estudia y se da gracias a Allah con cada llamada al rezo del Muecín
Tan rico es el patrimonio de Fez, que la UNESCO decidió que su medina fuera digna de entrar en la lista de patrimonio mundial en 1981.
CASABLANCA
El nombre de Casablanca debe su denominación al hecho de que, antiguamente, los marinos portugueses que costeaban este lugar, la identificaban por una pequeña casa blanca situada sobre la colina de Anfa, « la Casa Branca ».
Casablanca goza de una extensa costa y de un clima suave todo el año
En cualquier momento del día o de la noche la ciudad transmite una energía contagiosa de innovación en todos los ámbitos: negocios, deportes, cultura, arte, arquitectura…
La mayor atracción internacional de Casablanca es la novísima mezquita de Hassan II, de dimensiones colosales.
Construida a orillas del océano, el conjunto de la construcción ocupa una superficie de 2 hectáreas y constituye el primer testimonio arquitectónico del Marruecos contemporáneo.
Fue diseñada por el arquitecto francés Michel Pinseau, se empezó a construir el 12 de julio de 1985 y fue inaugurada el 30 de agosto de 1993.
Aunque su estructura y su decoración son de estilo tradicional con tallas de madera y estuco, mármol pulimentado, mosaicos y granito, se dotó a la mezquita de la tecnología más sofisticada que permite, por ejemplo, abrir rápidamente el techo, transformando así la nave central en un inmenso patio.
La mezquita puede acoger a 25.000 fieles mientras que en la explanada exterior caben más de 80.000 personas. El minarete de la mezquita con sus 200m de altura es el mayor del mundo y su rayo láser, que señala a la Meca, puede ser visto desde varios kilómetros.